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El hambre atrapa, incluso, a franceses que ganan el salario minimo
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Si 2022 fue un año marcado por un grave deterioro social en Francia, la situación en 2023 solo sigue empeorando. De cada cinco franceses encuestados, más de uno declara vivir con el saldo en rojo. Más de la mitad no puede pagar gastos médicos, de energía o comprar frutas y verduras. Un tercio se ve obligado a saltar una o hasta dos comidas diarias.
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Las revelaciones del Barómetro de la pobreza 2023, llevado a cabo por la encuestadora Ipsos y la ONG Sécours Populaire, son escalofriantes: “Uno de cada dos franceses vive apretándose el cinturón porque no tiene los medios para vivir dignamente con los recursos de los que dispone, es decir un salario o una pensión”, deplora Thierry Robert, responsable nacional de la ONG francesa Sécours Populaire
La fuerte subida de los precios en 2022 llevó a la crisis a muchos hogares franceses. Con la inflación en 2023, las dificultades para cubrir los gastos de subsistencia alcanzan nuevos récords. Gente que, hasta hace poco, lograba llegar a fin de mes cubriendo sus gastos, ahora tiene que privarse de lo esencial.
"Hay personas que enfrentan una estrechez energética y alimentaria porque, no solo se privan de alguna comida diaria, sino que no pueden comprar frutas, legumbres, lácteos, alimentos que le aseguren un equilibrio nutricional a ellos y a sus hijos. Este fenómeno de precarización toca a la mitad de la población francesa y europea. Y eso es muy preocupante”, alerta el trabajador humanitario.
Los más afectados con la pobreza que marcha al galope en Francia son aquellos que cuentan con rentas bajas. 63% de personas con ingresos netos inferiores a 1.200 euros (cifra que roza el salario mínimo) tiene dificultades para pagar procedimientos médicos y para comer tres veces al día.
Para el responsable de Sécours Populaire "lo más preocupante es la espiral que se está instalando y para la que no se toman las medidas necesarias que frenen esta situación en la que peligran hombres, mujeres y niños y que, también, pone en peligro el futuro de nuestra sociedad”.
No se contempla subir salarios
La precariedad impacta en Francia, incluso, a quienes están en situación laboral activa. “Más del tercio de trabajdores, es decir, 35%, no consigue afrontar la totalidad de los gastos cotidianos elementales.
En la medida en que se multiplican los pobres, el Estado se va desdibujando como si la pobreza fuera un asunto que deben resolver organizaciones de beneficencia y no un Estado de bienestar que cobra impuestos para garantizar protección social y calidad de vida a sus ciudadanos.
“Hasta ahora, lo que hemos visto de parte del Gobierno son parches para tratar de cubrir situaciones puntuales”, afirma Federico Vacas, director del Departamento de Política de la encuestadora Ipsos, coautora del Barómetro.
Y puntualiza: “El tema principal es que la pérdida de poder adquisitivo del 60% de los franceses no está relacionada con situaciones particulares como, por ejemplo, una pérdida de ingresos o eventuales gastos suplementarios. El problema es la inflación, niveles de inflación inéditos en Francia”.
Si en algo coinciden los economistas, incluso de escuelas diferentes, y otros especialistas sociales, es que la inflación solo se puede combatir eficazmente con el aumento de los salarios. No obstante, esta acción de choque no está contemplada en el plan de lucha contra la pobreza del gobierno francés.
“El aumento de los salarios no es un tema de la agenda política, ni del gobierno, ni del conjunto de la clase política dirigente. En todo caso, parece que la situación no se va a arreglar a corto plazo”, subraya Vacas.
Miedo al desclasamiento social
Las capas más vulnerables de la población, sobre todo obreros y padres de familia, están cada vez más al borde de la pobreza. Según indica el Barómetro, más de un tercio de los padres con hijos menores de 18 años no pudieron cubrir este año las necesidades básicas de sus hijos.
Y a la pregunta de si conoce alguien cercano que considere estar viviendo actualmente en la pobreza, dos tercios respondió afirmativamente.
La psicóloga y trabajadora social Constanza Mariño explica que el sentimiento de bajar de estatus va a la par con el sentimiento de inseguridad: “De la misma manera que, en los últimos tiempos, es mas fuerte elsentimiento de inseguridad que la inseguridad misma, el desclasamiento es un miedo que crece y se engendra por esa sensación de inseguridad”.
Experta en trabajo con poblaciones en extrema vulnerabilidad, Mariño describe la fractura social del momento actual: “Hasta ahora, se pensaba que nuestros hijos iban a tener una mejor situación económica, mejor trabajo, un estatus social un poco más elevado que el nuestro. Pero, los últimos años han mostrado que no es así y que mucha gente, particularmente de las clases más bajas de la pirámide social, se encuentra estancada y sus hijos también”.
330 mil personas viviendo en las calles
Las medidas económicas aplicadas durante la pandemia contribuyeron al aumento de los llamados “sin abrigo”. Con la inflación de 2022, las cifras de “personas sin domicilio fijo” (como se les llama en Francia) puso en peligro a hogares modestos disparando el número de viviendas pérdidas.
Un reporte de febrero de 2023 de la Fundación Abbe Pierre (Abate Pierre) calcula en 330.000 las personas sin hogar, 30.000 más que el año anterior. Además, estima que el "halo" de la vivienda inadecuada, carente de servicios o con inquilinos morosos, se extiende a 12,1 millones de personas; es decir, a más de una sexta parte de la población.
La Fundación humanitaria critica al Gobierno por "un año casi en blanco en la lucha contra la vivienda precaria".
“Hay mucha más gente en la calle que hace algunos años. Y los medios de comunicación, que últimamente se ha vuelto muy sensacionalistas, contribuyen a aumentar esta sensación de inseguridad” agrega la especialista Constanza Marino que durante anos ha trabahjado en accion social y psicológica con habitantes de la calle.
La desmaterialización del Estado
Los temores de la gente se vuelven realidades en la medida en que el Estado se vuelve digital. Los funcionarios se descorporizan y la gente queda a merced de un Estado de Providencia desmaterializado, cuyas ayudas se encuentran hoy en un laberinto virtual para muchas personas impenetrable.
“ElEstado, cada vez más liberal, ha abandonado muchos servicios públicos y ha creado una fractura digital. Mucha gente carece del conocimiento, o siente temor o tiene dificultades para acceder a Internet. Esas persoans consultaban antes a trabajadores del servicio público. Pero, ahora no tienen un interlocutor”, dice.
La situación que describe Mariño no solo priva del acceso a ayudas estatales a muchas personas, sino que profundiza sus miedos a un futuro aún más sombrío.
Por primera vez hay hambre
La pobreza no es solo asunto de percepción o de sentimientos. Hay hambre en Francia. La cifra es escandalosa: 16%, es decir una de cada seis personas, no come lo que necesita. Une proporción que ha aumentado en menos de seis meses, según el resultado de un estudio publicado en mayo por el Centro de Investigación y Observación de las Condiciones de Vida (CREDOC).
“Hasta ahora las diferentes asociaciones lograban suplir a las necesidades alimentarias de la gente con comidas. Ahora, el número de personas que acuden a estas distribuciones alimentarias ha incrementado tanto que ya no dan abasto”, advierte la especialista Constanza Marino.
Tal es el caso de Los Restos du cœur (Restaurantes del Corazón), que proporcionan el 35% de la ayuda alimentaria en Francia y están apunto de infartar. La asociación ya no puede hacer frente a la inflación y al creciente número de personas necesitadas, advirtió su presidente, Patrice Douret, a comienzos de septiembre y llamó a las fuerzas políticas y económicas del país a "lanzar un plan alimentario de urgencia".
La asociación ya ha acogido a 1,3 millones de personas en 2023, frente a los 1,1 millones de todo el año pasado. Y en los últimos meses, su presupuesto para la compra de alimentos, que luego se redistribuyen gratuitamente entre los beneficiarios, "se ha duplicado".
Ante las dificultades financieras, la asociación se ha resignado a reducir el número de beneficiarios de su ayuda alimentaria. Dentro de poco, en leno invierno, 150.000 personas dejarán de recibir alimentos de los Restos du cœur.
A nivel europeo, los resultados del Barómetro de la pobreza 2023 son igualmente desoladores. La gran mayoría de los encuestados afirma no poder ahorrar dinero y más de uno de cada cinco europeos dijo ser incapaz de llegar a fin de mes sin estar con el saldo en rojo. Más de un tercio de los europeos encuestados restringen regularmente la cantidad de comida que ingiere.
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Si 2022 fue un año marcado por un grave deterioro social en Francia, la situación en 2023 solo sigue empeorando. De cada cinco franceses encuestados, más de uno declara vivir con el saldo en rojo. Más de la mitad no puede pagar gastos médicos, de energía o comprar frutas y verduras. Un tercio se ve obligado a saltar una o hasta dos comidas diarias.
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Las revelaciones del Barómetro de la pobreza 2023, llevado a cabo por la encuestadora Ipsos y la ONG Sécours Populaire, son escalofriantes: “Uno de cada dos franceses vive apretándose el cinturón porque no tiene los medios para vivir dignamente con los recursos de los que dispone, es decir un salario o una pensión”, deplora Thierry Robert, responsable nacional de la ONG francesa Sécours Populaire
La fuerte subida de los precios en 2022 llevó a la crisis a muchos hogares franceses. Con la inflación en 2023, las dificultades para cubrir los gastos de subsistencia alcanzan nuevos récords. Gente que, hasta hace poco, lograba llegar a fin de mes cubriendo sus gastos, ahora tiene que privarse de lo esencial.
"Hay personas que enfrentan una estrechez energética y alimentaria porque, no solo se privan de alguna comida diaria, sino que no pueden comprar frutas, legumbres, lácteos, alimentos que le aseguren un equilibrio nutricional a ellos y a sus hijos. Este fenómeno de precarización toca a la mitad de la población francesa y europea. Y eso es muy preocupante”, alerta el trabajador humanitario.
Los más afectados con la pobreza que marcha al galope en Francia son aquellos que cuentan con rentas bajas. 63% de personas con ingresos netos inferiores a 1.200 euros (cifra que roza el salario mínimo) tiene dificultades para pagar procedimientos médicos y para comer tres veces al día.
Para el responsable de Sécours Populaire "lo más preocupante es la espiral que se está instalando y para la que no se toman las medidas necesarias que frenen esta situación en la que peligran hombres, mujeres y niños y que, también, pone en peligro el futuro de nuestra sociedad”.
No se contempla subir salarios
La precariedad impacta en Francia, incluso, a quienes están en situación laboral activa. “Más del tercio de trabajdores, es decir, 35%, no consigue afrontar la totalidad de los gastos cotidianos elementales.
En la medida en que se multiplican los pobres, el Estado se va desdibujando como si la pobreza fuera un asunto que deben resolver organizaciones de beneficencia y no un Estado de bienestar que cobra impuestos para garantizar protección social y calidad de vida a sus ciudadanos.
“Hasta ahora, lo que hemos visto de parte del Gobierno son parches para tratar de cubrir situaciones puntuales”, afirma Federico Vacas, director del Departamento de Política de la encuestadora Ipsos, coautora del Barómetro.
Y puntualiza: “El tema principal es que la pérdida de poder adquisitivo del 60% de los franceses no está relacionada con situaciones particulares como, por ejemplo, una pérdida de ingresos o eventuales gastos suplementarios. El problema es la inflación, niveles de inflación inéditos en Francia”.
Si en algo coinciden los economistas, incluso de escuelas diferentes, y otros especialistas sociales, es que la inflación solo se puede combatir eficazmente con el aumento de los salarios. No obstante, esta acción de choque no está contemplada en el plan de lucha contra la pobreza del gobierno francés.
“El aumento de los salarios no es un tema de la agenda política, ni del gobierno, ni del conjunto de la clase política dirigente. En todo caso, parece que la situación no se va a arreglar a corto plazo”, subraya Vacas.
Miedo al desclasamiento social
Las capas más vulnerables de la población, sobre todo obreros y padres de familia, están cada vez más al borde de la pobreza. Según indica el Barómetro, más de un tercio de los padres con hijos menores de 18 años no pudieron cubrir este año las necesidades básicas de sus hijos.
Y a la pregunta de si conoce alguien cercano que considere estar viviendo actualmente en la pobreza, dos tercios respondió afirmativamente.
La psicóloga y trabajadora social Constanza Mariño explica que el sentimiento de bajar de estatus va a la par con el sentimiento de inseguridad: “De la misma manera que, en los últimos tiempos, es mas fuerte elsentimiento de inseguridad que la inseguridad misma, el desclasamiento es un miedo que crece y se engendra por esa sensación de inseguridad”.
Experta en trabajo con poblaciones en extrema vulnerabilidad, Mariño describe la fractura social del momento actual: “Hasta ahora, se pensaba que nuestros hijos iban a tener una mejor situación económica, mejor trabajo, un estatus social un poco más elevado que el nuestro. Pero, los últimos años han mostrado que no es así y que mucha gente, particularmente de las clases más bajas de la pirámide social, se encuentra estancada y sus hijos también”.
330 mil personas viviendo en las calles
Las medidas económicas aplicadas durante la pandemia contribuyeron al aumento de los llamados “sin abrigo”. Con la inflación de 2022, las cifras de “personas sin domicilio fijo” (como se les llama en Francia) puso en peligro a hogares modestos disparando el número de viviendas pérdidas.
Un reporte de febrero de 2023 de la Fundación Abbe Pierre (Abate Pierre) calcula en 330.000 las personas sin hogar, 30.000 más que el año anterior. Además, estima que el "halo" de la vivienda inadecuada, carente de servicios o con inquilinos morosos, se extiende a 12,1 millones de personas; es decir, a más de una sexta parte de la población.
La Fundación humanitaria critica al Gobierno por "un año casi en blanco en la lucha contra la vivienda precaria".
“Hay mucha más gente en la calle que hace algunos años. Y los medios de comunicación, que últimamente se ha vuelto muy sensacionalistas, contribuyen a aumentar esta sensación de inseguridad” agrega la especialista Constanza Marino que durante anos ha trabahjado en accion social y psicológica con habitantes de la calle.
La desmaterialización del Estado
Los temores de la gente se vuelven realidades en la medida en que el Estado se vuelve digital. Los funcionarios se descorporizan y la gente queda a merced de un Estado de Providencia desmaterializado, cuyas ayudas se encuentran hoy en un laberinto virtual para muchas personas impenetrable.
“ElEstado, cada vez más liberal, ha abandonado muchos servicios públicos y ha creado una fractura digital. Mucha gente carece del conocimiento, o siente temor o tiene dificultades para acceder a Internet. Esas persoans consultaban antes a trabajadores del servicio público. Pero, ahora no tienen un interlocutor”, dice.
La situación que describe Mariño no solo priva del acceso a ayudas estatales a muchas personas, sino que profundiza sus miedos a un futuro aún más sombrío.
Por primera vez hay hambre
La pobreza no es solo asunto de percepción o de sentimientos. Hay hambre en Francia. La cifra es escandalosa: 16%, es decir una de cada seis personas, no come lo que necesita. Une proporción que ha aumentado en menos de seis meses, según el resultado de un estudio publicado en mayo por el Centro de Investigación y Observación de las Condiciones de Vida (CREDOC).
“Hasta ahora las diferentes asociaciones lograban suplir a las necesidades alimentarias de la gente con comidas. Ahora, el número de personas que acuden a estas distribuciones alimentarias ha incrementado tanto que ya no dan abasto”, advierte la especialista Constanza Marino.
Tal es el caso de Los Restos du cœur (Restaurantes del Corazón), que proporcionan el 35% de la ayuda alimentaria en Francia y están apunto de infartar. La asociación ya no puede hacer frente a la inflación y al creciente número de personas necesitadas, advirtió su presidente, Patrice Douret, a comienzos de septiembre y llamó a las fuerzas políticas y económicas del país a "lanzar un plan alimentario de urgencia".
La asociación ya ha acogido a 1,3 millones de personas en 2023, frente a los 1,1 millones de todo el año pasado. Y en los últimos meses, su presupuesto para la compra de alimentos, que luego se redistribuyen gratuitamente entre los beneficiarios, "se ha duplicado".
Ante las dificultades financieras, la asociación se ha resignado a reducir el número de beneficiarios de su ayuda alimentaria. Dentro de poco, en leno invierno, 150.000 personas dejarán de recibir alimentos de los Restos du cœur.
A nivel europeo, los resultados del Barómetro de la pobreza 2023 son igualmente desoladores. La gran mayoría de los encuestados afirma no poder ahorrar dinero y más de uno de cada cinco europeos dijo ser incapaz de llegar a fin de mes sin estar con el saldo en rojo. Más de un tercio de los europeos encuestados restringen regularmente la cantidad de comida que ingiere.
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