El Aguijón de la Muerte ( Pastor Alejandro Roncancio )
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1 Reyes 19:4.
Muchos cristianos tal vez cansados de pasar por numerosas y difíciles pruebas han pedido a Dios la muerte, muchos llegaron a la conclusión de que la muerte era mejor que la vida, se necesita valor para sacar a la luz esos pensamientos secretos de muerte.
Si has pedido a Dios que te quite la vida, una de las primeras verdades que debes comprender es que no estás solo ya que, antes que tu Dios ha escuchado tales peticiones, peticiones de muerte hechas por diferentes razones, en diferentes momentos, desde diferentes fosas, hombres y mujeres de Dios que oraron para ser llevados por el espíritu de muerte.
Las oraciones que encontramos en las Escrituras no solo provienen de personas normales como nosotros, sino de los que menos esperaríamos que lucharan en esta vida: los líderes y héroes del pueblo de Dios.
Voy a colocar ciertos ejemplos Bíblicos que nos van a ilustrar acerca del aguijón de la muerte que clamaron a Dios personajes bíblicos:
- Job 6:8-9 “Quién me diera que viniese mi petición y que me otorgase Dios lo que anhelo, y que agradara a Dios quebrantarme; Que soltara su mano, y acabara conmigo”: Job, un hombre justo sin rival en la tierra, ahora está sentado sobre cenizas, con la piel llena de llagas, rodeado de amigos que lo acusan y con un corazón demasiado pesado para sostenerlo: Toda su riqueza ha desaparecido, muchos de sus sirvientes han sido asesinados, es más, sus diez hijos quedaron enterrados bajo una casa, derrumbada por un gran viento.
Job, tambaleándose de dolor, maldice el día de su nacimiento: «Perezca el día en que yo nací, y la noche que dijo “Un varón ha sido concebido”». Él reflexiona en voz alta: «¿Por qué se da luz al que sufre, y vida al amargado de alma; a los que ansían la muerte, pero no llega, y cavan por ella más que por tesoros; que se alegran sobremanera, y se regocijan cuando encuentran el sepulcro?». Quizás tú, como Job, has sufrido una gran pérdida. Tal vez te sientas entre los escombros, despreciado, no puedes soportar más; miras hacia adelante en una noche interminable. La esperanza te ha dado la espalda.
El Señor negó la petición de Job. Tenía más compasión para dar, más misericordia, más comunión, más arrepentimiento. Job era incapaz de imaginar cómo su vida podría llegar a glorificar la gracia de Dios, esto lo resume Santiago 5:11 «Han oído de la paciencia de Job, y han visto el resultado del proceder del Señor, que el Señor es muy compasivo y misericordioso». Sigue creyendo, sigue confiando. En la noche oscura Dios te está preparando un eterno peso de gloria; 2 Corintios 4:17-18 “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”.
- Números 11:14-15 “No puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía. Y si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal”: Moisés ora por la muerte al verse como un líder agobiado y hastiado; La ingratitud del pueblo ha deformado sus mentes. Sus recuerdos sugieren que la esclavitud incluía un comedor lleno de alimentos muy variados; mientras tanto, el milagroso pan gratuito se había vuelto amargo e insípido.
Los ingratos fijan sus ojos en Moisés, murmurando mientras se amotinan por lo mucho que echaban de menos Egipto. Moisés mira a Dios y exclama: “Yo solo no puedo llevar a todo este pueblo, porque es mucha carga para mí. Y si así me vas a tratar, te ruego que me mates si he hallado gracia ante Tus ojos, y no me permitas ver mi desventura”, observa en los versículos subsiguientes la respuesta bondadosa de Dios, no mata a Moisés, sino que le proporciona setenta ancianos para que le ayuden en su labor, dándoles a estos hombres una medida de Su Espíritu. Como medida adicional, Dios promete alimentar a Israel con carne, tanta carne que les saldrá por las narices hasta que la aborrezcan.
Si estás cansado bajo cargas demasiado pesadas para que tus brazos las lleven, tanto que te lleven a desear la muerte, acércate al Dios de Moisés, apóyate en Él en oración. Tu Padre compasivo te proporcionará ayuda para aliviar tu carga y levantará tus brazos para darte la victoria.
- Jonás 4:3 “Te ruego que me quites la vida, porque mejor me es la muerte que la vida”: Jonás, el profeta inmisericorde, muestra una determinación insensible de que Nínive, capital Asiria, no reciba la misericordia de Dios, sino la destrucción. Se niega a ser un instrumento para su salvación.
Dios le había renovado después de navegar lejos de su llamado. Dios lo había rescatado de ahogarse en el mar. Dios le había dado una sombra refrescante mientras esperaba fuera de la ciudad para verla arder. Sin embargo, Jonás seguía sin dejar de lado su odio.
Al final se dio cuenta de que ninguna condenación descendería, Jonás 4:1-3 “…esto desagradó a Jonás en gran manera, y se enojó. Y oró al Señor: «¡Ah Señor! ¿No era esto lo que yo decía cuando aún estaba en mi tierra? Por eso me anticipé a huir a Tarsis. Porque yo sabía que Tú eres un Dios clemente y compasivo, lento para la ira y rico en misericordia, y que te arrepientes del mal anunciado. Y ahora, oh Señor, te ruego que me quites la vida, porque mejor me es la muerte que la vida”..
Pocos se enfrentan hoy a la tentación de querer destruir a toda una familia o a alguna persona, en este caso los asirios eran un pueblo brutal, pero quizás a menudo asesinamos en nuestros corazones a aquellos que nos han hecho daño. Mientras ellos viven, nuestra vida se pudre. A esto, el Señor responde de nuevo, con paciencia y compasión.
La mayoría de las veces, no lo hacemos bien, esta oración por muerte es insensata, por lo tanto en este caso es necesario el arrepentimiento. Acude a tu Padre para que te ayude a extender ese perdón imposible que tan gratuitamente recibiste de Él, para que seas capaz de orar: «perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores».
- 1 Reyes 19:4 “Y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida”. Cuando estudiamos a Elías siempre vemos en el a un hombre extraordinario, con gran unción, usado por Dios, un profeta que Dios lo llama para enfrentarse a las autoridades gubernamentales como el Rey Acab y a su esposa Jezabel un bruja, hechicera e idólatra. Elías tuvo que enfrentarse todo el pueblo y a 400 profetas de Baal y 450 profetas de astarot; tiene el respaldo de Dios para destruirlos y después de esa gran actividad espiritual con todo el pueblo y con los 450 demonios del mal donde Dios mostró su poder y su gloria encendiendo el altar con fuego del cielo y luego matar a los profetas del mal, viene la persecución de Jezabel, destructora de profetas.
En el monte Cisón los degolló a todos y Jezabel se entera y envía mensajeros para sentenciarlo a muerte; muchas veces hemos recibido mensajes que traen muerte, maldición, tristeza, Elías en vez de confiar en el Señor le abre los oídos a esas palabras lanzadas por Satanás el acusador y tuvo miedo . El valiente que había enfrentado a 850 profetas, un mensaje recibido hace que tenga temor y miedo, hasta tal punto que llegó depresión a su vida, se queda solo, cansado, se sentía destruido y pidió “morirse”.
¿Oras para que la muerte se acerque porque temes a los vivos? Jesús nos dice: «Así que Yo les digo, amigos Míos: no teman a los que matan el cuerpo, y después de esto no tienen nada más que puedan hacer», Lucas 12:4. Más allá de esto, la historia de Elías nos invita a examinar nuestro último año o nuestra última semana o nuestro ayer en busca de r...
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