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Human Rights Watch acusa a Israel de exterminio y actos de genocidio en Gaza

 
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Amy Goodman y Denis Moynihan La frase “el agua es vida” se convirtió en un himno para los defensores del agua que en 2016 se manifestaban contra la construcción del oleoducto Dakota Access, que pasa a poco menos de un kilómetro de la reserva sioux de Standing Rock, en el estado de Dakota del Norte. Actualmente, una variante cruel de esa frase aplica para la situación en la Franja de Gaza: “sin agua, hay muerte”. Los dos millones de palestinos atrapados en Gaza llevan casi 14 meses bajo una incesante ofensiva militar israelí, que incluye la privación deliberada del acceso al agua. La organización Human Rights Watch publicó el jueves un contundente informe de 184 páginas sobre esta crisis planificada del acceso al agua, titulado “Exterminio y actos de genocidio: Israel priva deliberadamente de agua a los palestinos de Gaza”. El informe detalla cómo Israel ha privado sistemáticamente de agua a la población de Gaza y recoge declaraciones de funcionarios israelíes que describen esta conducta criminal, en sus propias palabras, como una política de Estado. El exministro de Defensa israelí Yoav Gallant, por ejemplo, dijo el 9 de octubre de 2023, dos días después del ataque que Hamás llevó a cabo en el sur de Israel: “He ordenado el asedio total de la Franja de Gaza. No habrá electricidad, ni alimentos, ni agua, ni combustible. Todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanos, y actuaremos en consecuencia”. Las fuerzas armadas israelíes cumplieron obedientemente sus órdenes, tanto que, el 21 de noviembre de este año, la Corte Penal Internacional de La Haya emitió órdenes de arresto contra Gallant y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, por crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra. Bill van Esveld, director asociado interino de Human Rights Watch para Israel y Palestina y uno de los editores del informe, dijo a Democracy Now!: “Las declaraciones de Gallant y las de otros funcionarios y altos mandos del Ejército israelí respecto a la privación del acceso al agua evidencian una intención deliberada, que las fuerzas armadas y las autoridades israelíes llevaron a cabo. No es que simplemente dijeron algo que sonó desagradable. Lo que dijeron fue realmente lo que hicieron. Esto es sumamente grave y constituye una de las razones que nos llevaron a concluir sobre el exterminio. Se trata de un crimen de lesa humanidad, de una acción premeditada destinada a causar muertes en masa. Una de las formas de cometer este crimen es privar a las personas de lo que necesitan para mantenerse vivas, como el agua”. Durante la conversación con Democracy Now!, van Esveld continuó explicando las razones por las cuales Human Rights Watch concluyó, de manera inequívoca, que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza: “El exterminio figura entre los actos de genocidio establecidos en la Convención sobre el Genocidio. De hecho, el Estatuto [de Roma] de la Corte Penal Internacional, en su artículo sobre el genocidio, señala que imponer condiciones de vida con la intención calculada de aniquilar a un grupo de personas constituye un acto de genocidio”. En sus 50 años de historia, Human Rights Watch solo ha formulado esta acusación en otras tres circunstancias, como explicó van Esveld: “No es una acusación que hagamos a la ligera. […] Acusamos a las fuerzas armadas de Myanmar de cometer actos de genocidio contra la comunidad rohinyá en 2017 y determinamos que hubo un genocidio en toda regla contra los kurdos durante la campaña [conocida como] Anfal que Saddam Hussein llevó a cabo en Irak en los años 80. También concluimos que hubo un genocidio en Ruanda [en 1994]” El informe de la organización expone en detalle las múltiples formas en que Israel priva de agua a la población de Gaza, desde la destrucción deliberada de la infraestructura de agua y saneamiento —tanques de almacenamiento, tuberías y plantas de desalinización—, hasta el bloqueo activo de camiones cisterna con agua donada que intentan ingresar al enclave palestino. Al respecto, van Esveld afirmó: “Los resultados son espeluznantes. La falta de agua mata de un millón de maneras diferentes”. Los bebés mueren por deshidratación, otras personas por la infección de heridas sin tratar, mientras que más de un cuarto de millón de personas sufren enfermedades cutáneas por no poder bañarse. Si bien el informe de Human Rights Watch se centra específicamente en la negación del acceso al agua, su conclusión coincide con la formulada en un informe más amplio presentado hace dos semanas por Amnistía Internacional, la primera gran organización internacional de derechos humanos en acusar a Israel de cometer genocidio en Gaza. Budour Hassan, investigadora de Amnistía Internacional para Israel y los Territorios Palestinos Ocupados, habló con Democracy Now! tras la divulgación del informe de la organización: “Es una irrecusable denuncia contra la incapacidad de Estados Unidos para detener las violaciones [contra los derechos humanos] que Israel está cometiendo. Si hay algún país que tiene la capacidad, el poder y las herramientas para poner fin a este genocidio, ese país es Estados Unidos. Estados Unidos no solo no lo ha hecho, sino que además ha premiado a Israel de manera sistemática. Ha seguido transgrediendo constantemente las propias leyes de Estados Unidos para seguir suministrando armas a Israel, las mismas armas que este utiliza para cometer el genocidio en Gaza”. Los esfuerzos para detener el apoyo estadounidense a las atrocidades israelíes en Gaza continúan. Recientemente, el escritor palestino-estadounidense Ahmed Moor y otras personas interpusieron una demanda contra el Departamento de Estado de Estados Unidos y el secretario de Estado, Antony Blinken, por no cumplir con la llamada “Ley Leahy”, una legislación que prohíbe al Gobierno de Estados Unidos proporcionar ayuda militar a unidades militares extranjeras acusadas de cometer violaciones contra los derechos humanos. Moor dijo a Democracy Now!: “Las condiciones básicas para la vida no se están cumpliendo en Gaza […]; y el Gobierno de Estados Unidos está dando apoyo a esa política”. La población de Gaza necesita con urgencia un alto el fuego permanente, el fin del flujo de armas estadounidenses a Israel y el ingreso a gran escala de agua potable y ayuda humanitaria al enclave palestino. © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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Amy Goodman y Denis Moynihan La frase “el agua es vida” se convirtió en un himno para los defensores del agua que en 2016 se manifestaban contra la construcción del oleoducto Dakota Access, que pasa a poco menos de un kilómetro de la reserva sioux de Standing Rock, en el estado de Dakota del Norte. Actualmente, una variante cruel de esa frase aplica para la situación en la Franja de Gaza: “sin agua, hay muerte”. Los dos millones de palestinos atrapados en Gaza llevan casi 14 meses bajo una incesante ofensiva militar israelí, que incluye la privación deliberada del acceso al agua. La organización Human Rights Watch publicó el jueves un contundente informe de 184 páginas sobre esta crisis planificada del acceso al agua, titulado “Exterminio y actos de genocidio: Israel priva deliberadamente de agua a los palestinos de Gaza”. El informe detalla cómo Israel ha privado sistemáticamente de agua a la población de Gaza y recoge declaraciones de funcionarios israelíes que describen esta conducta criminal, en sus propias palabras, como una política de Estado. El exministro de Defensa israelí Yoav Gallant, por ejemplo, dijo el 9 de octubre de 2023, dos días después del ataque que Hamás llevó a cabo en el sur de Israel: “He ordenado el asedio total de la Franja de Gaza. No habrá electricidad, ni alimentos, ni agua, ni combustible. Todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanos, y actuaremos en consecuencia”. Las fuerzas armadas israelíes cumplieron obedientemente sus órdenes, tanto que, el 21 de noviembre de este año, la Corte Penal Internacional de La Haya emitió órdenes de arresto contra Gallant y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, por crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra. Bill van Esveld, director asociado interino de Human Rights Watch para Israel y Palestina y uno de los editores del informe, dijo a Democracy Now!: “Las declaraciones de Gallant y las de otros funcionarios y altos mandos del Ejército israelí respecto a la privación del acceso al agua evidencian una intención deliberada, que las fuerzas armadas y las autoridades israelíes llevaron a cabo. No es que simplemente dijeron algo que sonó desagradable. Lo que dijeron fue realmente lo que hicieron. Esto es sumamente grave y constituye una de las razones que nos llevaron a concluir sobre el exterminio. Se trata de un crimen de lesa humanidad, de una acción premeditada destinada a causar muertes en masa. Una de las formas de cometer este crimen es privar a las personas de lo que necesitan para mantenerse vivas, como el agua”. Durante la conversación con Democracy Now!, van Esveld continuó explicando las razones por las cuales Human Rights Watch concluyó, de manera inequívoca, que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza: “El exterminio figura entre los actos de genocidio establecidos en la Convención sobre el Genocidio. De hecho, el Estatuto [de Roma] de la Corte Penal Internacional, en su artículo sobre el genocidio, señala que imponer condiciones de vida con la intención calculada de aniquilar a un grupo de personas constituye un acto de genocidio”. En sus 50 años de historia, Human Rights Watch solo ha formulado esta acusación en otras tres circunstancias, como explicó van Esveld: “No es una acusación que hagamos a la ligera. […] Acusamos a las fuerzas armadas de Myanmar de cometer actos de genocidio contra la comunidad rohinyá en 2017 y determinamos que hubo un genocidio en toda regla contra los kurdos durante la campaña [conocida como] Anfal que Saddam Hussein llevó a cabo en Irak en los años 80. También concluimos que hubo un genocidio en Ruanda [en 1994]” El informe de la organización expone en detalle las múltiples formas en que Israel priva de agua a la población de Gaza, desde la destrucción deliberada de la infraestructura de agua y saneamiento —tanques de almacenamiento, tuberías y plantas de desalinización—, hasta el bloqueo activo de camiones cisterna con agua donada que intentan ingresar al enclave palestino. Al respecto, van Esveld afirmó: “Los resultados son espeluznantes. La falta de agua mata de un millón de maneras diferentes”. Los bebés mueren por deshidratación, otras personas por la infección de heridas sin tratar, mientras que más de un cuarto de millón de personas sufren enfermedades cutáneas por no poder bañarse. Si bien el informe de Human Rights Watch se centra específicamente en la negación del acceso al agua, su conclusión coincide con la formulada en un informe más amplio presentado hace dos semanas por Amnistía Internacional, la primera gran organización internacional de derechos humanos en acusar a Israel de cometer genocidio en Gaza. Budour Hassan, investigadora de Amnistía Internacional para Israel y los Territorios Palestinos Ocupados, habló con Democracy Now! tras la divulgación del informe de la organización: “Es una irrecusable denuncia contra la incapacidad de Estados Unidos para detener las violaciones [contra los derechos humanos] que Israel está cometiendo. Si hay algún país que tiene la capacidad, el poder y las herramientas para poner fin a este genocidio, ese país es Estados Unidos. Estados Unidos no solo no lo ha hecho, sino que además ha premiado a Israel de manera sistemática. Ha seguido transgrediendo constantemente las propias leyes de Estados Unidos para seguir suministrando armas a Israel, las mismas armas que este utiliza para cometer el genocidio en Gaza”. Los esfuerzos para detener el apoyo estadounidense a las atrocidades israelíes en Gaza continúan. Recientemente, el escritor palestino-estadounidense Ahmed Moor y otras personas interpusieron una demanda contra el Departamento de Estado de Estados Unidos y el secretario de Estado, Antony Blinken, por no cumplir con la llamada “Ley Leahy”, una legislación que prohíbe al Gobierno de Estados Unidos proporcionar ayuda militar a unidades militares extranjeras acusadas de cometer violaciones contra los derechos humanos. Moor dijo a Democracy Now!: “Las condiciones básicas para la vida no se están cumpliendo en Gaza […]; y el Gobierno de Estados Unidos está dando apoyo a esa política”. La población de Gaza necesita con urgencia un alto el fuego permanente, el fin del flujo de armas estadounidenses a Israel y el ingreso a gran escala de agua potable y ayuda humanitaria al enclave palestino. © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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